-Siembra una idea y recogerás un pensamiento
-Siembra un pensamiento y recogerás una conducta
-Siembra una conducta y recogerás un hábito
- Siembra un hábito y recogerás un carácter
-Siembra un carácter y recogerás un destino
Todos tenemos una idea de nosotros mismos y normalmente está muy distorsionada.
Este autoconcepto depende de como nos evaluamos a nosotros mismos , por encima o por debajo,y también depende de los conceptos de bueno o malo ( creencias).
Todo lo que hacemos acaba convertido en una asociación entre pensamiento y acción .Se crea una conexión neuronal que se activa por un estímulo y crea una respuesta.
Puesto que el cerebro aprende y memoriza rápido ,solo que una situación se asemeje a otra ya vivida intensamente es que la sipnasis repitan el conjunto de respuestas fisicas, emocionales,conductas aprendidas en su momento.
Por eso a menudo, no entendemos nuestras respuestas frente a ciertas situaciones. La incongruencia frente a lo que pasa por fuera y a lo que estamos sintiendo por dentro, es muy grande y no entendemos nada.
Las conexiones neuronales que se crearon en el pasado se han activado y estamos reviviendo el pasado en el presente, por eso aunque intentamos entender estas respuestas están lejos de nuestra racionalidad.
La mente consciente es el sitio donde tienen lugar el razonamiento y el pensamiento. Esta analiza información y datos, y actúa como guardián de la puerta hacia el subconsciente.
La mente consciente se desarrolla como resultado de la experiencia, mientras que la mente subconsciente no piensa, no razona, no delibera. Actúa por instinto en respuesta a emociones básicas.
La mente es como un jardín que puede ser inteligentemente cultivado o abandonarse y llenarse de hierbas y maleza. Sin embargo, ya sea que esté cultivado o descuidado, siempre está destinado a producir algo. Si no se siembran semillas útiles, entonces caerán, crecerán y se reproducirán en abundancia semillas de maleza.
Al igual que un jardinero cultiva su parcela manteniéndola libre de maleza, sembrando las flores y frutos que desea, así también todos debemos atender el jardín de nuestra mente, limpiándolo de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando los frutos de pensamientos correctos, útiles y puros.
Siguiendo este proceso, tarde o temprano descubrimos que somos los jardineros de nuestro espíritu.
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