Cuando el amor se acaba, pensamos con frecuencia que nunca más podremos amar ni ser amados. La relación amorosa se rompe cuando el placer que proporcionaba se convierte en sufrimiento que inflige heridas emocionales.
Conviene curarlas antes de comenzar una nueva relación. Si somos capaces de hacerlo, nos daremos una segunda oportunidad y tendremos éxito en el empeño, porque tenemos más experiencia, somos más sabios y construiremos el nuevo vínculo amoroso evitando aquello que funcionó mal en la relación anterior.
Para conseguirlo, conviene realizar un trabajo psicológico, pues, si no elaboramos las dificultades que nos han llevado al fracaso, es probable que repitamos los errores de la relación anterior. Mucha gente cambia de pareja, pero no sus patrones de actuación con ella.
Cuando removemos el pasado para entender lo ocurrido ,estamos allanando el camino de una nueva relación.
El deseo de amar y ser amados es inherente a nuestra condición humana. Es importante saber que una ruptura puede ser el primer paso para salir de un error.
Siempre podemos tener una segunda oportunidad, pero para ello tenemos que ser generosos con nosotros mismos,preguntarnos qué nos pasa y evaluar nuestra participación en el fracaso vivido.
Así, nos concederemos también la posibilidad de cambiar. Cuando la persona se da permiso para sentir todo lo que un desengaño le ha creado (rabia, dolor, desamparo, tristeza) y remueve en su pasado para entender lo ocurrido, está preparando el camino para despedirse de su pareja y volver a tener una relación amorosa.
Cuando la animadversión desaparece queda más energía disponible para volver a amar.
Para que la segunda oportunidad en el amor funcione, sobre todo si la primera relación ha sido muy conflictiva, conviene revisar lo que los psicoanalistas Janine Puget e Isidoro Berenstein llaman el "zócalo inconsciente": una estructura de personalidad profunda que regula los modos de interacción con el otro y depende de las elecciones e identificaciones que hayamos hecho en la primera infancia.
Algunas actitudes para conseguir que la nueva relación funcione son:
Dejar del culpar al otro
Pués mientras se tiene puesta la mirada en lo que hizo o dijo, uno evita preguntarse por qué se eligió una pareja con tales características. Forma parte de tu vida, seguramente lo elegiste desde tu lado más patológico, pero mientras no se entienda el por qué de esa elección tampoco se podrá cambiar el modo de selección amorosa. Culpabilizarlo de la ruptura sólo muestra la enorme dependencia que se tiene de él.
Dejar de colocarse en el lugar de victima.
Cultivar ese papel solo sirve para no cambiar el vínculo amoroso. Es una forma de autocastigo y una manera de ocultar los deseos propios pues la posición que se sostiene es la de ser objeto de lo que el otro nos ha hecho y no sujeto de lo que queremos.
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