El conocimiento de uno mismo mediante la Auto-observación clásicamente denominado «introspección», tiene grandes dificultades, ya que al autoanalizarnos psicológicamente, se ponen automáticamente en marcha mecanismos de defensa y autojustificación que nos hacen perder objetividad al juzgarnos.
Por otro lado, esta falta de imparcialidad puede generarnos continuas dudas, que se pueden traducir en angustia e inseguridad.
Otras personas tienen una gran dificultad para analizar e interpretar sus sentimientos (alexitimia), por lo que les resulta muy difícil, no solamente conocerse, sino interpretar lo que ocurre en su interior durante momentos o épocas de su vida en que ven modificarse su afectividad.
Por el contrario, el análisis de nuestras obras, de nuestro comportamiento, nos aporta datos más objetivos. De hecho, el método introspectivo, muy utilizado por los psicólogos clásicos, ha sido progresivamente sustituido por los investigadores por la moderna psicología de la conducta y el comportamiento, y por la psicología experimental.
En determinadas ocasiones, más bien excepcionales, es realmente necesario acudir a un experto, un psiquiatra o psicólogo, o a otras personas, para que nos ayuden a interpretar lo que nos sucede, o a conocernos mejor.
Las opiniones de estas personas pueden ser más objetivas y pueden constituir una valiosa fuente de información sobre nuestra propia realidad; pero de ningún modo hay que intentar conocerse exclusivamente a través de opiniones ajenas, sino que éstas deben ser solamente una información complementaria que sirva de contraste a los datos obtenidos por medio de la introspección y de la valoración de nuestro modo de comportarnos.
Decíamos al principio que conocerse a uno mismo es un punto esencial para lograr el equilibrio psicológico y una correcta maduración de la personalidad.
Si conocemos nuestras aptitudes, podemos desarrollarlas; si conocemos nuestras limitaciones y defectos, ya hemos dado un primer paso para superarlas, para comprendernos mejor y evitar objetivos que no seremos capaces de lograr, evitando así posibles frustraciones.
En definitiva, el mejor conocimiento de uno mismo es fundamental para perfilar un proyecto personal de vida realista, para aceptarnos tal y como somos, dentro de un espíritu de superación y de coherencia interna, que favorece la constancia y la continuidad biográfica, traduciéndose en un sentirnos a gusto con nosotros mismos, punto clave para lograr una buena adaptación dentro de nuestro entorno y unas relaciones interpersonales sólidas, creativas y satisfactorias en todos los sentidos.
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