SEXO CON AMOR O SIN AMOR?



El sexo sin amor no vale nada y el amor sin sexo es sublime.

 Son dos concepciones que hemos adquirido sobre la relación sexo-amor porque culturalmente ambas casi se consideran sinónimos, no en vano la mayoría dice “hacer el amor”, en lugar de decir tener sexo.

Se nos ha enseñado que para llegar a disfrutar del coito, sobre todo a las mujeres, debemos estar enamoradas. Y a los varones se les ha educado a tener prácticas sexuales sin involucrar los sentimientos, de ahí la famosa frase “no significa nada, fue sólo sexo”.

Lo cierto es que amor y sexo son dos procesos muy distintos en la vida de las personas. Amar a alguien no obliga a tener sexo con ella. Y el haber tenido sexo con alguien tampoco implica una relación amorosa.

CADA CUAL EN SU LUGAR

Cientos de parejas mantienen relaciones sexuales sin sentir amor entre ellos, porque ocurre que la mayoría de la veces las necesidades sexuales y amorosas no van de la mano.

Como una forma de expresión de nuestra sexualidad, el sexo tiene un lugar especial.

 Para llevarlo a cabo decidimos el cómo, cuándo y con quién, amén de que demuestra una parte de nuestra intimidad y de quiénes somos.

 Cuando no va acompañado de amor puede resultar una grata experiencia que nos ayude a descubrir otros aspectos de sentir placer. 

Cuando sí tiene una implicación afectiva, puede lograr enriquecer la relación de la pareja y volverla más sólida, siempre y cuando ambas necesidades coincidan.

Sin embargo, el amor, por mucho que sea, no suple el placer sexual, ni el sexo cubre las necesidades afectivas. A veces pagamos con sexo nuestras demandas amorosas o castigamos con abstinencia sexual si éstas no son cumplidas.

EL PROBLEMA

No está en que sean dos cosas distintas que podemos disfrutar juntas o no, sino aferrarnos a que una sea la implicación de la otra. 

Esto genera frustración y peor aún, culpa. 

Dos personas que se aman de manera sana suelen tener complicidad emocional, capacidad de acuerdo y, por ello, juegos sexuales que ambos disfrutan. 

Una pareja puede tener excelentes gratificaciones sexuales, pero no por ello se enamora, el sexo es un detonante del placer, pero no un camino seguro al amor, ya que el compromiso va más allá de la cama.

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