REINVENTARSE CADA DIA


Los que tenéis que cambiar sois vosotros mismos.

De Mario Alonso Puig

Mario Alonso Puig es un prestigioso cirujano, conferenciante y autor de libros como Vivir es un asunto urgente y Reinventarse, tu segunda oportunidad.

Reinventarse o morir. Ante esta tesitura, ¿Quién no elegiría la reinvención? Pero para reinventarse lo primero es aceptarse.

 Sin miedos, sin peros, tal y como uno es. Por sencillo que parezca de primeras, es lo más complicado. Para alcanzar un cambio positivo en nuestras vidas que nos lleve a la felicidad, primero hemos de dejar de ejercer presión, dejar de oponernos a nosotros mismos y fluir.


La zona de confort nos asegura lo conocido pero nos impide realizarnos”.

Removió a su público las entrañas y consiguió, sin mencionar ni una sola vez el título de su libro (Reinventarse, tu segunda oportunidad), que la gente se lo llevara a pares. El cirujano Mario Alonso Puig (Madrid, 1955) habló el lunes por la tarde de cómo el ser humano debe reinventarse para no morir.

Contó cómo superó sus miedos cuando se embarcó en su propia transformación (“después de 27 años como cirujano decidí cambiar el bisturí por la palabra, aunque todo el mundo me decía que era una locura”); de la reinvención que quizá necesitarían los 600 invitados que absorbieron con cada una de sus palabras en el salón de actos de la Fundación Rafael del Pino (“cerrad los ojos y pensad en vuestros sueños…

 Persigue tu sueño, está ahí, acércate, puedes alcanzarlo”). Y habló, cómo no, de la reinvención urgente que necesita la España actual (“no saldremos de la crisis hasta que cada uno asumamos nuestra parte de responsabilidad”), aseguró.


Alonso invitó a su público a que cada uno de ellos mantuviera una conversación consigo mismo para moldear sus emociones, que son las que cambian las percepciones. 

“Lo que está delante o detrás de ti no es nada comparado con todo lo que reside en tu interior”. El cirujano quiso dejar claro que el ser humano no ve el mundo que es, sino simplemente “el que nosotros somos”. 

Por eso encomendó una responsabilidad particular: “No intentéis cambiar al resto. Los que tenéis que cambiar sois vosotros mismos. Sólo si conseguís moldearos a vosotros podréis cambiar el mundo”.

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