LAS CRISIS ,TE DESTRUYEN O TE TRANSFORMAN?



Cuando nuestra vida de antes ya no es posible y la nueva todavía está por llegar, surge la oportunidad del verdadero crecimiento personal. 

Es durante estos periodos inciertos, de reflexión y búsqueda interna, cuando se nos ofrece la posibilidad de descubrir lo maravillosos que somos en realidad. Si somos capaces de ver más allá del miedo, cuando todo acabe nos daremos cuenta de lo necesario que era pasar por ese dolor para renacer fortalecidos.


Las tranformaciones progresivas son un hecho inherente a la naturaleza dinámica de nuestra vida: todos envejecemos, terminamos una relación y empezamos otra, nos mudamos de casa... Sin embargo, a veces la vida nos pone frente a situaciones que no hemos buscado y que ni siquiera esperábamos.

En poco tiempo, se mueven los cimientos de nuestra vida, que creíamos estable. Son cambios repentinos que pueden desencadenar una crisis personal y que nos hacen sentir que ya nada será igual. Pero, como reza un antiguo proverbio sefardí: "Recuerda que la hora más oscura siempre es la que precede al amanecer".

Frente a una situación de crisis podemos empezar sentirnos : verdaderamente desorientados, con impotencia, tristeza, desesperanza y rabia se entremezclan. Todo es confuso, nos cuesta entender qué es lo que está pasando, tomar decisiones y pensar con claridad. 

Queremos estar solos; de hecho, nos sentimos así y nos enfadamos con quienes nos quieren bien. Pensamos que ya nada será como antes. Y así es.

Las crisis suponen un avance o un retroceso en nuestro camino, pero nunca son situaciones neutras. Son la manera que tiene la vida de hacernos despertar de nuestra rutina y de colocarnos frente a una experiencia que puede ser decisiva.

 Una crisis personal es una encrucijada ante la que solo hay dos salidas: anclarnos en lo que nos ha pasado o utilizar lo ocurrido como trampolín hacia un futuro mejor.

 El escritor brasileño Paulo Coelho expresa muy bien esta situación cuando dice que lo que ahoga a alguien no es caerse a un río sino permanecer sumergido en él.

Es en ese momento cuando hay que aprovechar la oportunidad para crecer.
Es una buena ocasión para ser mejores personas, al darnos cuenta de nuestras equivocaciones.

Tal como dice Antoine de Saint-Exq el autor de El principito, "el hombre solamente se descubre a sí mismo cuando se enfrenta contra un obstáculo". 

Nuestra naturaleza como seres humanos hace que nos movamos cuando es necesario Mientras todo va bien, disfrutamos : tranquilidad de nuestras vidas. Estos periodos son de descanso.

 Pero cuando , aparece una crisis movemos, avanzamos y aprendemos , la lección está ahí; es nuestra oportunidad para hacer uso de ella.

Damos un paso adelante y analizamos un salto en nuestro crecimiento como personas.

Hacemos como el viejo burro al que quisieron enterrar vivo en un pozo. Según cuenta un antiguo relato hebreo, el animal, en lugar de permitir que las paladas de tierra lo sepultaran poco a poco, se movía de tal forma que la tierra que le tiraban se iba depositando bajo sus patas. 

Al final, el nivel del suelo había subido tanto que había cubierto el pozo, por lo que el burro pudo salir de un brinco, feliz y resuelto. ¿Qué hubiera sido del animal si, en vez de afrontar el problema, hubiera permanecido inmóvil sintiéndose maltratado injustamente?

Cuando estamos en el interior del pozo, pensamos que nunca volveremos a ver la luz. Pero la luz siempre está fuera, esperándonos. 

Si buscamos, siempre encontraremos la manera de salir adelante. Para ello, debemos crear nuestro propio método de salida, de transformación.

Aunque suene a conocido, es verdad que nada dura eternamente en esta vida, ni lo bueno ni lo malo. La vida no se detiene, y las crisis abruptas nos lo demuestran, pues, ante nosotros, aparecen nuevas opciones. 

Siempre que acaba un cuento, puede empezar otro. Nadie nos garantizará que el siguiente será mejor que el anterior, pero seguro que será diferente, nos enseñará cosas nuevas y nos permitirá experimentar vivencias distintas. 

Además, y sin lugar a dudas, nos habremos hecho personas más sabias. Todas las crisis pueden ser sanadoras; solo depende de cómo las afrontemos.

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