EL RESPETO POR UNO MISMO



De todos los juicios que entablamos en la vida, ninguno es tan importante como el que entablamos con nosotros mismos.

Estamos  relacionándonos constantemente con otras personas, con las cosas, con el universo. Pero solo cuando uno está consigo mismo, es cuando  toma conciencia de la relación que no podremos eludir , la relación con nosotros mismos. 

Constantemente nos estamos preguntando ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Hacia dónde voy? ¿Qué propósito tengo en la vida? ¿Mi conducta se adecúa a este propósito? ¿Me enorgullezco o avergüenzo de mis elecciones y acciones? ¿Estoy contento o descontento de ser quien soy?

Tenemos la capacidad de formularnos estas preguntas y la capacidad de huir de ellas. Pero las preguntas siempre están ahí, esperando una respuesta, aun cuando preferimos fingir que no existen o no nos incumben. 

Nathaniel Branden comenta  en su libro : El respeto por uno mismo

El primer acto de respetar el sí-mismo es la afirmación de la conciencia: la elección de pensar, de ser consciente, de dirigir la luz indagadora de la conciencia hacia el mundo exterior y hacia nuestro propio ser. Si no logramos realizar este esfuerzo, estamos ignorando el sí-mismo en su esencia.

Respetar el sí-mismo significa estar dispuesto a pensar de manera independiente, a vivir de acuerdo con nuestra propia mente y a tener el coraje de atender a nuestras propias percepciones y juicios.

Respetar el sí-mismo quiere decir estar dispuesto a saber no sólo lo que pensamos, sino también lo que sentimos, lo que queremos, necesitamos, deseamos, lo que nos hace sufrir, sentir miedo, o lo que nos irrita, y a aceptar nuestro derecho a experimentar esta variedad de sentimientos. La actitud con­traria es la negación, el desapego, la represión: el autorrepudio.

Respetar el sí-mismo significa conservar una actitud de autoaceptación: aceptar lo que somos, sin oprimirnos ni casti­garnos, sin fingir con respecto a la verdad de nuestro propio ser, ya sea con el fin de engañarnos a nosotros mismos o a cualquier otra persona.

Respetar el sí-mismo es vivir de un modo auténtico, hablar y actuar de acuerdo con nuestras convicciones y sentimientos más íntimos.

Respetar el sí-mismo significa negarse a aceptar la culpa inmerecida y hacer todo lo posible por corregir la culpa que podamos haber merecido.

Respetar el sí-mismo quiere decir hacer respetar nuestro derecho a existir, que proviene del conocimiento de que nuestra vida no pertenece a otras personas y de que no estamos aquí, en la tierra, para vivir de acuerdo con las expectativas de los demás. Para muchas personas, esto representa una responsa­bilidad aterradora.

Respetar el sí-mismo es amar nuestra propia vida, amar nuestras posibilidades de madurar y de experimentar alegría, amar el proceso de descubrir y explorar las potencialidades distintivamente humanas que poseemos.

Así comenzamos a darnos cuenta de que respetar el sí-mismo significa practicar el egoísmo en el sentido más sublime, noble y menos comprendido de la palabra. Y esto , insisto, requiere enorme independencia , coraje e integridad.

Comentarios