LA SOLEDAD - TE SIENTES SOLO/A?


El ser humano es un SER sociable que necesita de los demás para sentirse bien.

 Hoy dia no es fácil relacionarse ,el ritmo de vida la sociedad cada vez nos aísla más incluso de nuestra propia familia, como hacemos para seguir viviendo el dia a dia cuando el mundo que tenias montado se desmorona alrededor, (aunque no sea cierto) para ti , nada tiene sentido.

 Muchas mujeres aguantan relaciones tormentosas por el miedo a ese vacio o no dejan de ir libremente a sus hijos. Debería haber un sistema donde la gente pudiera relacionarse no solo por internet que está muy bien, si no también en persona recuperar la forma de relacionarse de antes cara a cara sin mentiras y sin desconfianzas

La soledad: ¿aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?

Un mal de nuestro tiempo
Los psicólogos consideran que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.


La soledad, salvo excepciones, es una experiencia no deseada. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial. 

Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. 

Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.

Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas.


Soledad por la ausencia de un ser querido

Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza.

 Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de orfandad, de ausencia de una persona insustituible. Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.

Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.

La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedará ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado. 

Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones. Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados.

 Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. 

Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara.

 Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.

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