COMO CREAMOS NUESTRA AUTOESTIMA



Nuestra autoestima se desarrolla a lo largo de nuestras vidas y lo hacemos a través de nuestras experiencias con otras personas y de las actividades que realizamos.

Por eso, las experiencias vividas durante la infancia juegan un papel predominante en el establecimiento de nuestra autoestima. 

Durante estos primeros años de vida, nuestros éxitos y errores y como fuimos tratados en cada ocasión como resultado de ellos, por los miembros personas relevantes para nosotros, contribuyeron a la creación de esa imagen de nosotros mismos que llevamos dentro.

Sin embargo, la persona no nace con un concepto fijo y estático de lo que es, sino que éste se va formando y desarrollando progresivamente. Los seres humanos formamos nuestra visión predominante del mundo, alrededor de los cinco años de edad.

 Nuestra percepción del mundo que nos rodea como un lugar seguro o peligroso y nuestra predisposición a interactuar con él de manera positiva o negativa, es determinada a esta temprana edad.

El autoconcepto es una serie de creencias de nosotros mismos que comprende lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos en la vida diaria, individual, familiar, laboral y social y que se manifiestan en nuestra conducta.

El autoconcepto lo forman un conjunto de rasgos, imágenes, y sentimientos que una persona reconoce como formando parte de sí misma .

En nuestro autoconcepto intervienen varios componentes que están interrelacionados entre sí: 

El individuo va acumulando experiencias de éxito o fracaso como resultado de sus actuaciones con el medio, de donde se deriva o no un sentimiento de eficacia y valía. Estos sentimientos se hacen presentes desde los primeros años de vida de la persona. El éxito en diferentes actividades le lleva a pensar que tienen unas buenas aptitudes, a confiar en su capacidad y esfuerzo para solucionar problemas y a proponerse metas elevadas con expectativas de éxito.

Basamos nuestro autoconcepto en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona.

Pero el éxito no siempre genera una buena autoestima. El autoconcepto positivo depende de algo más que del éxito profesional, laboral o social, sino que esta basado también en la valoración que hago de las conductas propias y las de los demás, que me van proporcionando información sobre lo que los otros opinan de mí. 

Es mi valoración externa: la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales: halagos, contacto físico, gestos, reconocimiento social, etc.

La valoración positiva de los demás es fundamental para desarrollar una autoestima positiva. Cada experiencia de aprobación o desaprobación de los demás nos afecta pero no necesariamente determina que nuestra autoestima sea positiva o negativa, sino que es la propia interpretación de la persona la que le da importancia o no a la información recibida.

Comentarios