LA HORA DEL HEMISFERIO DERECHO



“Lo esencial es invisible
a los ojos; tan solo puede verse con el corazón” (Antoine de Saint-Exupéry)

Para afrontar el nuevo mundo necesitamos explorar nuestra parte más emotiva y creativa.

La educación tradicional ha fomentado el pensamiento lógico y racional frente a la intuición.

Cada hemisferio del cerebro procesa la información de forma distinta: el izquierdo busca certezas; el derecho, nos conecta con la dimensión más inmaterial y espiritual.

Puede que nos hayamos olvidado, pero todos hemos sido niños. Por aquel entonces, veíamos la vida con asombro y la disfrutábamos jugando con la imaginación.

 Pero tarde o temprano nuestras ilusiones chocaron contra el muro que los adultos llaman “realidad”, que comenzamos a construir al iniciar nuestra andadura académica y profesional. 

¿Cuántas veces nos han dicho que no podemos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta? De tanto oírlo, la mayoría nos lo terminamos creyendo, dejando nuestros sueños de lado.

Pero si cada uno de nosotros nace con un potencial, con un talento y con una misión determinados, ¿por qué en general nos dedicamos a profesiones que poco o nada tienen que ver con nuestros verdaderos valores?

 La respuesta se encuentra en nuestro cerebro. Este órgano está dividido en dos: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Curiosamente, cada hemisferio procesa la información que recibe del exterior de forma distinta. Cada uno está relacionado con áreas y funciones diferentes. Podría decirse que ambos cuentan con su propia personalidad.

El hemisferio izquierdo, por ejemplo, es el responsable del lenguaje verbal, de la habilidad lingüística, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, así como de la memoria y el pensamiento lógico y racional.

 Es el más intelectual, formal y convencional de los dos; se le da muy bien absorber y almacenar información teórica y numérica, como nombres, definiciones o fechas. Por el contrario, tiende a controlar e inhibir sus sentimientos. 

Es el encargado de la organización, el orden, la estructura y la planificación. Es muy obediente y disciplinado, y se rige por medio de normas, reglas, protocolos, leyes y procedimientos estandarizados. Y utiliza el miedo para protegernos y mantenernos a salvo de potenciales amenazas y peligros.

Este hemisferio busca certezas y solamente se fija en la dimensión física, cuantitativa, tangible y material de las cosas. Y le cuesta mucho percibir los infinitos matices grises que se encuentran entre los extremos blanco y negro. El hemisferio izquierdo solo considera válida aquella información que pueda demostrarse a través de hechos irrefutables, resultados medibles y datos estadísticos.

El hemisferio derecho, por otra parte, está más vinculado con la experiencia cenestésica y sensorial de todo aquello que sabemos que no puede expresarse con palabras, y que no por ello es menos real. 

Nos brinda la habilidad de interpretar señales, signos y metáforas, así como la capacidad de soñar y de comprender el significado oculto de las cosas. 

Este hemisferio nos conecta con la dimensión emocional y espiritual de nuestra condición humana; nos permite sentir la parte cualitativa, intangible e inmaterial de las cosas. 

Es el más artístico, original y rebelde de los dos; le gusta salirse de la norma e ir más allá de lo socialmente establecido. No tiene sentido del tiempo y está totalmente centrado y arraigado en el momento presente.

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