MADURACIÓN Y CRECIMIENTO EN LA GESTALT



Según Fritz Perls, "el hombre moderno aunque por lo general no sufre hondamente, sabe poco acerca de lo que es vivir en forma verdaderamente creativa.

Se aproxima a la aventura de vivir sin excitación ni gusto. Pareciera que siente que el tiempo de pasarlo bien, de placer, de crecer y aprender, es la niñez y la juventud y al llegar a la "madurez" abdica la vida misma.

 Se mueve mucho y hace ademanes de hacer muchas cosas, pero la expresión de su cara indica su falta de interés real en lo que está haciendo. 

Pareciera que ha perdido espontaneidad, o capacidad de sentir y expresar en forma directa y creativa. Es muy hábil para hablar de sus males y muy malo para encararlos. Ha reducido la vida a una serie de ejercicios verbales e intelectuales: se ahoga en un mar de palabras. 

Pasa largas horas tratando de recobrar el pasado o moldeando el futuro. Sus actividades del momento presente no son más que tareas que hay que cumplir. A veces, ni siquiera se da cuenta de sus acciones en el momento.

La terapia gestáltica, podría decirse que tiene como finalidad proveer a la persona, de herramientas para su mejor desenvolvimiento en la vida cotidiana. A lo largo de toda su historia ha venido desarrollando, y aún hoy continúa haciéndolo, un método propio de crecimiento personal, desde una visión particular del hombre. 

Es a lo largo de dos caminos que lo hace: uno tendiente a liberar al hombre del "asunto inconcluso", ésto en el plano de lo psicopatológico, y otro tendiente al apoyo de la catalización y el cultivo del potencial humano subdesarrollado, ésto en tanto reconoce en el ser humano la capacidad de trascenderse y crecer hacia un estado de integración mas sano y saludable.

La terapia gestáltica se basa en la revalorización de la experiencia y las emociones del sujeto; buscando el desarrollo del potencial humano, en tanto reconoce en el hombre la capacidad de autorrealización continua a lo largo de toda su vida como un proceso constante y siempre posible. 

Busca la integración de la persona que así facilitará su propio desarrollo, desde una visión multidimensional, es decir atendiendo al hombre como individuo bio-psico-social dentro de un campo organismo – ambiente.

En una crisis, la persona se halla ante una encrucijada: por un lado, lo que es, por el otro, lo que puede ser si cambia. La crisis se produce cuando la persona enfrenta las exigencias que le formula la comunidad, cuando necesariamente debe reconocer sus propias limitaciones. 

Sin este enjuiciamiento por parte de la comunidad la persona no crece - sólo se conoce a sí misma como individuo aislado ,

 El camino que debe recorrer para convertirse en una persona y las crisis que en él tienen lugar son al mismo tiempo la esperanza de salvación del individuo y su purgatorio.

 Anhela crecer y se esfuerza por lograrlo, pero a la vez retrocede frente al dolor que todo crecimiento trae consigo. Y es así como se plantea la encrucijada.

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