Libro que me han regalado estas Navidades y que inspira una gran grandeza humana.
Un verdadero aikidoka de la vida ha de entender que los supuestos enemigos
simplemente son personas que todavia no han despertado a una realidad más
ilusionante y que, por tanto viven muchas veces en el infierno del sufrimiento.
Los golpes que lanzan y el rechazo que expresan parten de su ceguera y no de
su maldad. Esto no ha de llevar a un sentimiento de superioridad, sino a un
verdadero espíritu compasivo.
El aspirante a convertirse en maestro de Aikido a de desarrollar una excepcional
humildad y una gran paciencia .La paciencia solo implica saber adaptarse a los
ritmos naturales de las cosas.
Por eso el verdadero aikidoka cuando es atacado , no reacciona, ni huye ni contraataca.
Tampoco crea en su mente aquellos significados , interpretaciones y valoraciones que rompen el amor a esa persona. El aspirante a maestro de aikido no rechaza lo que aparace en su presente. sino que lo acepta y lo abraza porque sabe que es su gran oportunidad , por una parte de servir de instrumento para la actuación del Universo, y por otra de descubrir aquello que estaba oculto.
El maestro de aikido conoce muy bien la naturaleza de ataques que recibe, porque reconoce el patrón mental de la persona que lo ataca.
Cuando un aikidoka rompe el patrón mental de su oponente , lo desconcierta porque no reacciona como se espera que vá hacerlo , sino que responde de una forma inesperada, ofreciendo muchas veces amor en lugar de rechazo.
Ante un ataque de voces negativas y disfuncionales interiores, el lugar de resistirse o rechazarlas , las comprende , comprende que actuan desde la ceguera y las lleva a transmutarse en voces de sabiduría.
Todos podemos convertirnos en maestros de Aikido interior,cuando aprendemos a ver en los demás las semillas de la grandeza y los ayudamos para que ellos también las descubran.
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