EL DOLOR Y LAS EMOCIONES




Nuestro cuerpo es una expresión gráfica de nuestro estado físico, emocional y mental. Revela las experiencias pasadas, presentes así como sentimientos no expresados​​.

Las emociones activan diferentes zonas del cuerpo, por ejemplo, un estudio reveló que las personas en relaciones inestables son más propensas a sufrir de problemas cardiovasculares que aquellas personas en relaciones estables. 

El mismo estudio también señaló que las personas que han sido heridas sentimentalmente con frecuencia, tienden a estar encorvados, lo cual es una postura muscular para proteger el corazón.

Somos energía . En nuestro cuerpo hay un flujo eléctrico que viaja a través de nuestros puntos meridianos, para estar sanos física y emocionalmente ese flujo energético debe recorrer libremente todo nuestro cuerpo.

Las emociones atrapadas o atascadas son, literalmente, bolas de energía, que vibran a diferentes frecuencias dependiendo la emoción, por ejemplo, la ira es una vibración diferente a la tristeza o inseguridad. 

Esos atascamientos impiden que nuestra energía fluya. Si no podemos liberar esa energía/emoción creamos desequilibrio y podemos llegar a somatizárlos, ahí es cuando se producen los dolores.

Cuando la emoción no se expresa correctamente, esta migra a áreas específicas del cuerpo. Esa energía emocional bloqueada se manifiesta en forma de dolor.

Nuestras emociones impactan nuestra salud física de la misma forma que nuestro estado físico afecta nuestra salud emocional: no las podemos separar.

Heidi Dupree dice que “la aparición repentina de dolor y presión no son indicativos de una lesión, sino de la presencia de emociones reprimidas”. La próxima vez que estés experimentando un dolor y no hayas sufrido algún golpe, piensa que sentimientos has estado reprimiendo.

Es por esto mismo que el estrés a veces se manifiesta en forma de migrañas, dolores de cabeza, gastritis, colitis, o artritis, entre otros problemas físicos.

Esto no quiere decir que nuestro cuerpo no está haciendo su trabajo, sino al contrario: cuando no lidiamos con nuestras emociones eficazmente, nuestro cuerpo hace el trabajo de intentar solucionarlo de alguna forma, muchas veces físicamente.

Cuando hayas identificado las emociones que estás tratando de ignorar, es importante que no huyas de las mismas, sino que las confrontes y te acostumbres a sentirlas.

Cuando percibas una emoción que no te gusta sentir, busca un lugar tranquilo, siéntate, respira y recuérdate que no lo vas a sentir para siempre y que simplemente estás siendo humana al experimentar estas emociones. 

Tus emociones te pueden ayudar a aprender más de ti misma/o si se los permites.

Tómate un tiempo para ti mismo/a. Debes lidiar con tu problema o nunca lo superarás.

Lo importante aquí es que siempre escuches a tu cuerpo. Toma un momento para estar presente, así entenderás que te está queriendo decir y podrás comprender la relación entre las emociones y el dolor físico.

Reflexionar acerca de cómo te sientes exactamente puede ser muy útil para procesar todas tus emociones tras experimentar un acontecimiento  traumático o uno que cambie tu vida.

Asume la responsabilidad por tus acciones y pon de tu parte de lo que salió mal, pero no te dejes llevar por la culpa.

Y lo más importante .  Perdonate y agradece todo lo que la vida te ofrece.

Porque , recordemos, lo que nos daña no es lo que nos sucede, sino como reaccionamos a los que nos acontece.

Comentarios

Publicar un comentario