Una crisis es como un temporal en alta mar: algo temible que nos sacude y que parece escapar totalmente a nuestro control.
Pero los buenos navegantes consiguen mantener su barco a flote durante el fuerte oleaje y arribar a buen puerto cuando, por fin, regresa la calma.
Nosotros también podemos manejar el timón de nuestra nave para mantener un buen rumbo; podemos ser los mejores navegantes a la hora de afrontar nuestros momentos de incertidumbre personal.
1 PRACTICA EN LAS PEQUEÑAS TORMENTAS
No evites los pequeños obstáculos cotidianos: aprovéchalos para medirte con ellos.
De esta manera, harás aflorar los recursos que ya tienes y serás consciente de los que necesitas adquirir en caso de que los pequeños obstáculos se conviertan en problemas mayores.
Es cuestión de práctica; las pequeñas experiencias te darán una seguridad añadida en el caso de que, algún día, no tengas más remedio que capear un temporal.
2 PREPARA TU BARCO PARA LA TEMPESTAD
Ante todo, debes saber que, en tu interior, dispones de todos los recursos que necesitas para salir adelante, aunque no siempre seas consciente de ellos. Aprende a confiar en tu fortalezas (tu juicio, tus ganas tu ingenio y valentía, ) y trabaja para superar , con la certeza de que eres tu principal "salvavidas".
3 SAL A CUBIERTA
Y DISFRUTA DEL PAISAJE
Demasiado a menudo, vivimos como si fueran un castigo y. por algún oscuro mecanismo sentimos que lo merecemos y contribuimos a intensificarlas, En estos momentos de incertidumbre seguir disfrutando de las pequeñas cosas que aportan bienestar ayudará a seguir avanzando.
4 ELIGE LA ACTITUD PARA CAPEAR EL TEMPORAL
Para capear un temporal, el capitán del barco debe manejar su nave: un enfrentamiento directo con el conflicto , pero sin perder de vista en ningún ,momento que su afán por ganar no de llevarle al naufragio.
De modo que capear un momento de crisis implica saber elegir la actitud correcta , aquella que evita tanto la como la temeridad.
los problemas con el salvavidas puesto, teniendo a mano las herramientas necesarias para que no nos sobrepasen.
5 MANTÉN TU NORTE
La valentía prudente implica saber cuál es el norte. No pierdas de vista dónde estás ni la distancia que existe hasta el puerto más cercano.
Es esencial que permanezcas centrado y con tus objetivos en mente, aunque esté todo oscuro o divises la luz del faro solo en ocasiones... Ten presente que, incluso sumergidos en plena crisis, podemos ser felices.
Se trata de mantener la mente clara y ser conscientes. Piensa en las palabras de la monja budista Pema Chódrón: "Solo en la medida en que nos exponemos a la aniquilación una y otra vez, podemos hallar en nosotros aquello que es indestructible".
6 ÁBRETE A UN POSIBLE CAMBIO DE RUMBO
Cuando la tormenta tiene lugar en alta mar, y en función de su intensidad, la tripulación puede verse obligada a variar de rumbo. También puede ocurrimos esto en ciertos momentos de nuestra vida.
Cambiar el rumbo no implica, necesariamente, no llegar al destino deseado, sino hacerlo siguiendo otra ruta; significa estar abiertos a conseguir nuestros propósitos de maneras distintas.
7 AGÁRRATE AL MÁSTIL
Si no tienes otra opción, déjate sacudir; pero aferrándote al palo mayor. Resiste y, mientras esperas a que la tormenta escampe, analiza la situación desde diferentes perspectivas para comprenderla mejor.
Evita desesperarte y desgastarte inútilmente, preso de tu impaciencia y de tus ansias por alterar el ritmo de los acontecimientos. Recuerda siempre que absolutamente todo está sujeto al cambio, así que esta crisis también pasará.
8 PIDE AYUDA
Es obvio que, si una nave no pide ayuda, ninguna otra podrá salir en su rescate. A veces somos demasiado orgullosos o nos dejamos llevar por actitudes victimistas; creemos que los demás tienen la obligación de adivinar nuestros problemas y acudir en nuestro auxilio.
Mantener esta creencia solo traerá consigo frustración y dificultad para superar nuestros problemas. Todo resulta más sencillo si tenemos a nuestro lado a las personas que queremos, y les explicamos lo que nos pasa y les pedimos ayuda abiertamente.
9 ANOTA LAS PÉRDIDAS... Y LAS GANANCIAS
No se trata de negar los desperfectos que la tormenta ha provocado en la embarcación, de ignorar lo que has perdido en el camino: acepta que hay cosas que no volverán a ser como antes y despídete interiormente de ellas con gratitud.
Pero fíjate en la gran oportunidad que hay detrás de ese vacío: el caos, incluso la destrucción, te ofrece la posibilidad de renacer y reinventarte, de ser una persona nueva y mejor, que toma un sendero por el que quizá jamás soñaste caminar.
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