Respondemos con ansiedad a situaciones de peligro y de amenaza, sean verdaderas o presuntas. Incluso las personas más sólidas y equilibradas saben de que se trata.
Muchos definen la ansiedad como uno de los males del siglo, pero hace falta considerar que. sin ella, el mundo marcharía y muchos estímulos que nos empujan a progresar llegarían a faltar.
Está demostrado, por ejemplo, que si un estudiante, inteligente y físicamente sano, está moderadamente ansioso, su rendimiento es netamente mejor, sea durante el aprendizaje o sea en el momento de un examen.
Cuando estamos ansiosos por algo, nuestros reflejos se hacen más rápidos, nuestra sensibilidad general se afina, la mente corre en búsqueda de una vía de salida, la percepción de los estímulos del ambiente se hace más atenta .
Si en cambio nuestro estado de ansiedad perdura largo tiempo, interfiriendo profundamente con nuestra manera de ser, puede alcanzar dimensiones patológicas y desembocar en una auténtica neurosis . En este caso debemos tratarla con psicoterapia .
Si psicológicamente tenemos dos pensamientos opuestos el resultado es un conflicto interior que se mantiene en la superficie a través de la ansiedad.
El ansioso se siente candidato al fracaso pero su ansiedad está generada por el deseo de hacerlo todo bien, constrastando con el miedo y el pesimismo convencido de no estar a la altura.
Este estado de cosas determinan un comportamiento anormal con la gente, porque el que está ansioso pone en funcionamiento varios mecanismos de defensa, que los demás no siempre aprueban o aceptan.
En algunos individuos la ansiedad se convierte en auténticos transtornos psicosomáticos : taquicardia, sensación de opresión en la garganta, disnea, sudoración, rubor, inquietud, colitits, gastritis, úlcera, vaginismo, eyaculación precoz, frigidez, transtornos neurovegetativos, etc.
Estas son tres preguntas a las que, si fuéramos ansiosos, responderíamos positivamente:
1) Si un superior te telefonea, diciéndote lacónicamente
tengo que hablarte», ¿entras en crisis imaginando cosas terribles?
2) Si el coche se estropea, de noche, en medio del campo, lejos de casa, ¿caes en la desesperación más absoluta?
¿3) Si tienes que reunirte en un local elegante con una persona desconocida e importante, ¿te aterra pensar qué es lo que le vas a decir e, incluso, hipotetizas si la reconocerás o no?
Refiriéndonos a las tres preguntas anteriores, se pueden extraer estas conclusiones: si te sientes ansioso ante la perspectiva de un viaje o de un trayecto en automóvil, empieza a realizar breves trayectos por tu cuenta.
Párate para cambiar una rueda por ti mismo, aunque no haga falta, a unos pasos de un garage. Si los lugares desconocidos, como las personas, te intimidan, lánzate al jaleo de hacerte presentar al máximo de gente posible, y no te cites ni siquiera con los amigos en el lugar de costumbre, sino en un sitio distinto y desconocido.
En cuanto a la crisis que puede desencadenar la llamada de un superior, nos lleva a un terreno mucho más complejo, que también tiene que ver con el concepto de autoridad . Jefes y directores con frecuencia nos ponen ansiosos porque tememos haber hecho mal algún encargo que nos hayan encomendado.
Si de verdad tenemos esa certeza, hablemos nosotros de ello primero: ¿por qué querer esperar a toda costa los reproches?
En la práctica:
Anotemos en un diario todas las situaciones que nos han puesto en dificultad, pero también las que nos han orientado: esforecémonos en hablar de nuestros problemas con los demás desdramatizando los hechos e incluso ridiculizandolos antes de afrontar un situación que nos ponga ansiosos, o durante un período difícil, descarguemos las tensiones con ejercicio físico, por ejemplo yendo a pie al trabajo o a ana cita temida; recordemos que las diversas técnicas de autocontrol
tambien sirven para descargar la ansiedad.
Una forma de evitar la Ansiedad es aprender a relajarse.
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