EL SUFRIMIENTO SIEMPRE ES EL EFECTO DE LOS PENSAMIENTOS EQUIVOCADOS .


Las circunstancias no hacen a la persona; ellas simplemente la revelan a si misma.

No pueden existir condiciones que nos hagan descender en el vicio, a menos que existan inclinaciones viciosas previas: o ascender en la virtud y la felicidad sin haber cultivado continuamente aspiraciones virtuosas. Por lo tanto, como amos y señores de nuestros pensamientos, somos los arquitectos y constructores de nuestro propio destino.

Las personas no atraen hacia ellas aquello que quieren, sino aquello que son .Sus caprichos, gustos y ambiciones suelen ser pasajeros y pronto desaparecen, pero sus más Íntimos pensamientos y deseos -buenos o malos- se alimentan de sí mismos. Nuestros pensamientos y nuestros actos son, o los carceleros que nos condenan a una vida de mediocridad, o los redentores que nos liberan y nos empoderan.


Los deseos y oraciones sólo son gratificados y atendidos cuando armonizan con los pensamientos y las acciones.

A la luz de esta verdad, ¿cuál es entonces el significado de aquella frase que dice que estamos luchando contra las circunstancias? Significa que absurdamente, el ser humano parece estar siempre luchando contra un efecto que no desea ver en su vida, mientras todo el tiempo está alimentando y preservando la causa que genera dicho efecto en su corazón.

Y esta causa puede ser un vicio consciente o una debilidad inconsciente; pero cualquiera que sea. retarda o anula nuestros esfuerzos y clama por una cura.

Desgraciadamente, muchas personas están ansiosas de mejorar sus circunstancias, pero no están dispuestas a mejorarse a si mismas; por eso permanecen atadas al pasado del cual quieren escapar.

Quienes entienden y reconocen su necesidad de crecer y mejorar siempre alcanzarán los objetivos que su corazón les haya trazado. Pero para eso. deben estar preparados para realizar grandes sacrificios personales antes que puedan lograr su objetivo, entendiendo que el precio del éxito no es negociable. Y una vez han comenzado a transitar su camino, descubrirán la presencia de esa gran ley que es absolutamente justa, y que no retorna mal a quien hace el bien, ni premia con el bien a quien mal actúa.


Una vez que sabemos esto, entendemos que nuestra vida se desarrolla, y siempre se desarrolló, con justicia, y que toda experiencia pasada, buena o mala, ha sido siempre el resultado de este proceso de crecimiento.

Buenos pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados; malos pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados.

Esto no es otra cosa que afirmar que al sembrar trigo, lo único que podemos cosechar es trigo: si sembramos ortigas cosecharemos ortigas.

Es fácil entender esta ley en el mundo natural, pero muchas personas se rehusan a entender que funciona de igual manera con nuestros pensamientos y actitudes: por esta razón, actuamos de manera inconsistente con ella.

El sufrimiento siempre es el efecto de los pensamientos equivocados en alguna dirección: es indicador de que el individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la ley de su ser.

Al igual que el tratamiento de una herida o infección produce dolor y sufrimiento temporal antes de producir el alivio deseado, el único uso del sufrimiento es purificar y sanear todo aquello que es inútil e impuro. Sin embargo, una vez que se ha llegado a ese punto, el sufrimiento cesa.

Las circunstancias por las que los seres humanos sufren son el resultado de su propia falta de armonía en su manera de pensar, y aquellas que le traen paz y felicidad son el producto de una vida armónica. Este estado de felicidad y paz. y no las posesiones materiales, es la medida del pensamiento correcto: la infelicidad, no la falta de posesiones materiales, es la medida del pensamiento errado.

Una persona puede ser desgraciada y ser rica en posesiones materiales, o puede tener pocas posesiones y gozar de una gran paz interior. La felicidad y la riqueza sólo se juntan cuando la riqueza se emplea correctamente y con sabiduría.


Una persona no puede ser feliz, saludable y próspera hasta que no entienda que la felicidad, la salud y la prosperidad son el resultado de la armonía entre su mundo interno y externo".

Comentarios