Compare su mente con un jardín —dándose cuenta, desde luego, que aquélla es mucho más fértil que el jardín más rico, exuberante y bello..
Plantas deseables e indeseables crecerán por igual en abundancia; la diferencia estriba en que las deseables necesitan mayor ¡cuidado y atención.
Abandone su jardín, y las malas hierbas se extenderán y en breve plazo lo invadirán todo. Para ellas no es necesario fertilizar, regar o cultivar el suelo.
Pero si cuida su jardín,¡quitando las malas hierbas y sembrando en su lugar semillas de plantas que realmente desea, plantas y flores que le gusten, esta simiente de su elección si la cuida, crecerá y se multiplicará..
Igual ocurre con su mente: cultive pensamientos y hábitos buenos productores de felicidad y constructivos; ocúpese de que se nutran adecuadamente; extirpe los pensamientos y emociones incontroladas que se expresen como temores y dudas, cólera, impaciencia, preocupaciones y envidia, celos, autocompasión y ansiedad.
No hay que plantarlos o cultivarlos, pues vienen por sí mismos como huéspedes no invitados que se quedan hasta que se les echa, listos parásitos invisibles se infiltran y consumen sus energías creativas, convirtiéndose en su verdadero obstáculo para conseguir el éxito, estos asesinos de su talento son asesinos del éxito: no permita que destruyan sus posibilidades de disfrutar de una vida rica y fructífera.
Extírpelos uno a uno.
No importa que las ramas y flores de sus hábitos deseables y que las tendencias alegres y felices hayan declinado o tal vez nunca sé les diera la oportunidad de brotar; la semilla y la raíz existen todavía, aunque puedan estar dormidas; pero con una nutrición apropiada pueden aún ramificarse y florecer, fertilizadas por continuos pensamientos constructivos y sentimientos positivos.
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