NO SÉ PERDER - JUEGAN PARA GANAR Y VIVEN CON DIFICULTAD LA DERROTA





Juegan para ganar y viven con dificultad la derrota porque la consideran como una desvalorización de ellos mismos. Muchas veces incomprendidos, su sufrimiento es, sin embargo, real. ¿De dónde proviene y cómo superarlo?


Es verdad, a nadie le gusta perder, pero mientras unos ven el juego como un pasatiempo, para otros se convierte en fuente de sufrimientos.


La persona no sabe canalizar el sufrimiento y queda ins­talada en reacciones descontroladas y desproporcionadas". De nada sirve decir: "Es solo un juego", porque desgracia­damente para el mal perdedor es mucho más que eso: los juegos son represen­taciones de los retos competitivos del mundo real y la derrota se traduce siem­pre en cierto grado de frustración.

Desvalorización del yo

El juego es también un lugar donde uno puede reinventar su vida. Esto explica el que algunos vivan cualquier derrota como una profunda herida en su amor propio. 

Y es doloroso porque se sienten, de repente, completamente desvalori­zados. El síndrome del mal perdedor es como la fiebre, no tanto un problema básico como un síntoma de una condi­ción psicológica subyacente.

 Muchos buscan en el juego el reconocimiento que no han logrado encontrar en otros campos Para ellos es una forma de comprobar constantemente que son los mejores.

Aceptar nuestras limitaciones

Los especialistas coinciden en afirmar que, muchas veces esta intolerancia a la frustración suele provenir de la infancia , cuando los padres intentan en todo momento
complacer a sus hijos . Responder inmediatamente a las exigencias de los niños puede llevar a una intolerancia a la frustración , según el psicólogo José Félix Rodríguez.


Perder puede convertirse en una oportunidad de crecimiento personal . Un libertador dijo ¨El arte de vencer se aprende con las derrotas ¨.

Ser adulto consiste básicamente en eso : aprender a soportar la derrota.

¿Qué hacer?

1.-No te engañes.

Es fácil enmascarar el mal perder tras un montón de excusas, incluso darle la vuelta y presentarlo como alguna virtud: "Soy muy competitivo", "si llevo tan mal la derrota es porque casi siempre triunfo". Observa desde fuera tus reacciones cada vez que pierdes y evalúalas como si fueran de otro. ¿Evitan tus amigos jugar contigo' Pregúntales por qué.

2.-Trabajar el autocontrol.


No te centres solo en este problema, que es siempre un síntoma de falta de tolerancia a la frustración. Genera hábitos de autocontrol, empezando por pequeñas cosas fáciles de realizar como contar hasta diez antes de perder los nervios o aprender a tomarse con humor cualquier revés. 

Como subraya la psicóloga Elena Borges, "aceptar nuestras limitaciones forma parte de una buena autoestima" Sácale jugo al fracaso, aceptando que de él se aprende más que de el éxito.

3.- Consejos al entorno.

Con el mal perdedor hay que saber actuar con inteligencia: en algunos juegos, entrégate al máximo. En otros, adapta a su forma de actuar. Evita burlarte de él: eso sería igual de cruel que mostrarle un ratón a alguien que detesta a los roedores. 

Comprenderle sí, pero no intentar complacerle en todo momento. Un consejo a los padres: no dejéis ganar siempre a vuestro hijos con la excusa de que no soporta perder. 
Es mejor explicarle que perder no es tan grave.

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