SUFRES SIN SENTIDO?




El problema principal con respecto al sufrimiento, parece estar en que las personas tenemos un sentido de los valores que no coincide con los valores que aparentemente rigen la vida. 

En nuestro deseo de vivir las cosas agradables y sentirnos satisfechos y afirmados, seleccionamos constantemente a las personas y las circunstancias como buenas y rechazamos las que creemos desagradables o negativas.


Amamos a los seres que conviven con nosotros porque con ellos tenemos un intercambio afectivo, vital e intelectual; y entonces quedamos supeditados a estas personas porque la satisfacción que vivimos en este intercambio la asociamos tan estrechamente a la imagen de tales personas que para nosotros se convierte en una necesidad el seguir teniendo esta imagen o persona junto a nosotros. 

Y cuando ellas desaparecen de nuestro horizonte, de nuestro contacto físico humano, todo nuestro interior se siente desamparado, abrumado por esa carencia.

Todo el problema, pues, del sentido del sufrimiento, de las desgracias, reside en el hecho de que estamos utilizando la vida y sus circunstancias para adquirir y poseer una seguridad, una felicidad y un bienestar. 

Y esto parece que no es el sentido real de nuestra existencia.


Los seres humanos no estamos aquí para acumular o para crear una serie de situaciones agradables en las que el "yo" se afirma y a las que nos apegamos.


Estamos aquí para descubrir la realidad, la verdad de lo que es. Si viviéramos cualquiera de nuestras situaciones de un modo consciente y atento, descubriríamos que las cosas actúan como estímulos y que respondemos a estos estímulos y, que esta respuesta nos descubre a nosotros mismos. 

Es en esta relación con todas las cosas que podemos conocernos a nosotros mismos y a lo que nos rodea.


Siempre que en la vida nos encontramos con dificultades es porque hay algo que hacer. 

Hemos de cambiar algo, o bien en relación con el exterior o con nuestro interior. 

La adversidad no es algo que que la vida dirige contra nosotros, no es algo que se nos mande. La adversidad es un modo natural de funcionar de las cosas que se opone a nuestro modo no natural de ver las cosas.

 Las dificultades nos están regalando, si estamos despiertos para verlo, una lección de verdad, de la verdad; nos obligan a que descubramos que en nosotros hay algo que funciona mal, algo que está equivocado o que está poco desarrollado.

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