Tomar conciencia de nuestros sentimientos, tanto de los positivos como de los negativos, enfrentarlos y observarlos con distancia constituye una oportunidad para conocernos mejor y adquirir más poder sobre nuestra vida.
A menudo se definen las emociones como una forma de energía, ahora está muy de moda decir....te siento , o conecto contigo.
Pero , una emoción es un estado mental transitorio que afecta a nuestro cuerpo y condiciona nuestra actitud. Por ejemplo
la tristeza puede hacernos llorar ; la rabia gritar , la alegría sonreír y la depresión paralizarnos. Abrirnos a las emociones es sentir de manera consciente y reaccionar libremente.
Si no queremos estar a merced de nuestras emociones, yendo de aquí para allá, debemos observar sus efectos sobre nosotros y sobre los demás. La dificultad estriba en que no son siempre fáciles de ver.
A veces preferimos no ver nuestras emociones porque estas nos muestras nuestro estado más vulnerable. Se necesita valor para mirarlas de frente. Y también flexibilidad, perspicacia y honestidad.
Para abrirnos a las emociones, debemos investigarlas , intentar comprender que nos conmueve y por qué, y permitirnos sentir tanto aquello que nos resulta placentero
como lo que no.
Cuando dedicamos tiempo a tomar conciencia de nuestras emociones , nos sinceramos con nosotros mismos , contribuye aumentar nuestra estima, somos nuestros propios compañeros y entendemos mejor a los demás.
El conocimiento de uno mismo , el autrocontrol, la libertad de reaccionar y la autoestima son cualidades de una persona emocionalmente inteligente.
A veces nos preguntamos que queremos en la vida pero ... alguien se ha preguntado que quiere la vida de nosotros?
Parece que muchos de nosotros estamos atrapados en pautas que nos lo impiden
o que seamos incapaces de entregarnos a la emoción del amor , porque nos da miedo
la intimidad , el acercamiento.
Como no queremos tener sentimientos que nos generen malestar , nos defendemos de ellos buscando en otros la razón de su existencia, así que el proceso de evaluación
cesa y nada cambia.
Lidiar con las emociones negativas de otras personas exige gran habilidad , sobre todo
si estas repercuten en nosotros. Reaccionar a las emociones positivas de otros, exige un gran corazón.
Merecemos la felicidad y tenemos derecho a expresarla. Necesitamos reconocer nuestros sentimientos negativos para superarlos.
Ofrecer espacio a los demás para expresar los sentimientos es un regalo de libertad y generosidad.
Un mismo acontecimiento puede hacernos sentir felices y tristes a la vez.
Un elemento importante de nuestra búsqueda es la conciencia , una capacidad que nos
Permite distanciarnos de las emociones .Lo cierto es que aprendemos más de nosotros
Mismos tomando conciencia que dejarnos llevar de las emociones negativas.
Podemos creer que somos felices hasta que notamos una punzada en el corazón. El cuerpo también nos habla de ellos.
Prestar atención al cuerpo permite aflojar los nudos emocionales. Nos sitúa en el presente e impide que la mente continúe dando vueltas a una serie de fantasías , que solo sirven para aumentar esta emoción.
Es importante descubrirnos en profundidad , de ahí la unión con los demás. Para aceptar y recibir la emoción y el amor más profundo, tendremos que vernos más allá de nosotros mismos.
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