A medida que vivimos, las experiencias dolorosas de la niñez son bloqueadas.
Nos alejamos del dolor físico apartando nuestra conciencia de ésta parte de nuestro cuerpo, bloqueamos nuestra angustia mental y emocional tensando nuestros músculos y reprimiendo nuestros sentimientos en el subconsciente y en casos extremos, nos sentimos vacíos y desubicados de nosotros mismos..
Cuando detenemos esa experiencia negativa de dolor, angustia, enojo, miedo o cualquier trauma, también detenemos el flujo de nuestra energía negativa.
Desde antes de nacer, los traumas que fueron reprimidos o no experimentados se guardaron como bloqueos energéticos en nuestro cuerpo y en nuestro campo aúrico.
La parte de nuestra psique asociada con esos traumas se congela en el momento que detenemos el dolor, por lo tanto, esa parte no madura al mismo tiempo que nosotros.
Eso es lo que se convierte en nuestro niño interior. Podemos encontrar muchas partes de nosotros que tienen diferentes edades.
Si el evento sucedió cuando teníamos 1 año, esa parte de nuestra psique, todavía tiene 1 año de vida. Esta persona actuará como si tuviera esa edad siempre que evoque el mismo trauma, hasta que, este sea reconocido y curado.
Así que, cuando comiences a sentir enojo provocado por otras personas, primero piensa porqué es el enojo, busca inmediatamente la raíz y no grites, no utilices tus palabras para hacer sentir mal a alguien.
Si lo haces así, lo que provocarás es disculpar tu sentimiento y aventar tu molestia al otro, entonces perderás una oportunidad de darle a tu niño interior lo que necesita: cariño
Ejercicio para darle cariño al niño interior
Cuando hayas detectado éste sentimiento de enojo provocada por alguna de las razones antes citada o alguna parecida, aléjate a algún lugar tranquilo, pregúntale a tu niño interior si lo que siente es falta de cariño, cierra los ojos y abrázalo, dale tu mismo el amor que necesita.
Explícale que la persona querida que provocó la molestia tiene la libertad de distraerse y hacer sus propias actividades.
Remóntate al pasado, busca en que momento necesitaste un cariño de los padres y no te lo dieron y te hacen sentir lo que actualmente sientes. Síguele dando amor a tu niño interior. Abrázalo, dile que estarán juntos y que siempre estarás con él.
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Mientras estás en esta meditación, escucha tu interior. Si sientes la necesidad de quedarte callado, hazlo. Si sientes la necesidad de llorar, hazlo, no bloquees nada. Si sientes la necesidad de perdonar a alguien, hazlo. Deja que cualquier sentimiento bloqueado fluya con naturalidad.
Si logras sentir éste ejercicio, verás que en 2 o 3 sesiones como éstas será suficiente para superar ésta emoción y lograrás ser libre en tu corazón.
En la mayoría de las ocasiones, la persona que “según” nos provocó enojo, podría ser que no sea la responsable, sea nuestro niño interior el que reclama algo.
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