Primero: Hacernos conscientes
El primer paso es hacernos conscientes de que nos están manipulando.
Existen unos derechos que son inviolables entre los que se encuentran:
Derecho a ser tratado con respeto.
Derecho a expresar tus sentimientos, opiniones e ideas.
Derecho a establecer tus propias prioridades.
Derecho a decir NO sin sentirte culpable.
Derecho a defenderte de las agresiones externas, sean físicas o
emocionales.
Si sientes que cuando te relacionas con algunas personas, no puedes
ejercer estos derechos, plantéate que puedes estar siendo manipulado.
Segundo: Mantener la distancia
Aprende a mantener la distancia (emocional) de seguridad. Igual que en
la carretera, si estás cerca de personas que puedan dar “frenazos o volantazos”
de forma brusca e inesperada y lastimarte con ello, simplemente retrocede y
mantente en una distancia adecuada que evite su aproximación estratégica. Nadie
puede herirte sin tu consentimiento.
Tercero: No eres culpable
Si te respondes NO a alguna de las preguntas antes citadas, plantéate
que es posible que la víctima no sea el otro sino que seas tú. De la misma
manera no puedes tener la culpa de todo lo que pasa a tu alrededor así que si
eso empieza a pasar, averigua qué es lo que está pasando.
Cuarto: Preguntas clave
Hacer una serie de preguntas clave a tiempo puede salvarte de un
manipulador:
– ¿Crees que lo que me pides es razonable o mínimamente justo?
– Según tu… ¿qué tendría que responder?
– ¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentado?
Preguntas de esta índole harán plantearse al manipulador que su plan ha
sido descubierto y por lo tanto, es posible que busque a otra víctima más
sensible a sus encantos.
Quinto: Tomarse el tiempo necesario
Tómate tu tiempo para responder a sus demandas. Ellos suelen jugar con
la presión para obtener respuestas inmediatas. No te permiten pensar y la
presión hace que finalmente cedas a sus peticiones. Solo hay prisa para amar,
para el resto, tómate tu tiempo.
Sexto: Ser firme
Se firme en tus afirmaciones. Son grandes expertos en la lectura de tu
comunicación no verbal, por lo que si titubeas o vacilas, lo notarán,
aumentando sus esfuerzos a la espera de tu caída.
Así que ya lo sabes, si te encuentras con uno de estos perversos
delincuentes de almas y logras reconocerlo, no dudes en utilizar todas las
armas de las que ahora SI dispones para reducirlo a un mero
y vulgar chorizo en paro.
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