ENSÉÑAME TU ESPALDA Y TE DIRÉ QUIÉN ERES




Un haiku japonés dice: "Sopla viento del norte, el bambú danza, armonía en el cosmos".

Así es como debería ser nuestra espalda: un bambú que cimbrea con el soplo de la brisa para no romperse. La columna vertebral está conformada por un grupo de huesos que se articulan entre sí: las vértebras.

Este continuo de articulaciones permite que la columna en conjunto se comporte como un sistema flexible, dispuesto en forma de curvas naturales que se adaptan a los movimientos deseados y a su razón máxima: mantenernos verticales.

El esqueleto otorga solidez a nuestra espalda, pero son los músculos los que modifican la disposición de esas curvas.

Podemos dividir la espalda en tres zonas que reflejan íntimamente la mente, sus bloqueos y las tensiones adquiridas:

Zona cervical y hombros:

Relacionada con el tiempo presente, representa lo que hacemos en el ahora. También expresa los conflictos laborales y de la capacidad de verbalizar lo que sentimos.

Zona dorsal:

Exponente del mundo relacional (pareja, amigos), ya que anatómicamente en esta zona se encuentra nuestro centro de las emociones: el corazón.

 Zona lumbar y glútea:

Soporta el peso de toda la espalda, lo más básico de nuestra vida, los principios y las raíces. Los aspectos de contención y represión sexual se ven evidenciados en esta zona.

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