Uno de los investigadores del asombro más conocidos es Dacher Keltner,
profesor de psicología de la Universidad de Berkeley. En sus más de 200
artículos y charlas, Keltner, junto a otros expertos, describe con detalle los
beneficios sorprendentes que resultan de entrenar la capacidad de asombro:
1.-
El asombro te hace más inteligente.
Maravillarse de forma regular agudiza las capacidades del cerebro, nos otorga una visión crítica de la realidad y nos ayuda a abrirnos a recibir nuevas informaciones.
El asombro
conlleva, según distintos estudios, un sentimiento de incertidumbre que nos
sentimos impelidos a resolver. Las investigaciones sugieren que en ese
movimiento de resolver la incertidumbre ponemos mayor cuidado, procesando los
detalles de la información que proviene del entorno. Es decir, cuando nos
asombramos, pensamos “mejor”.
2.-
El asombro te hace más creativo. El “efecto maravilla” nos convierte en personas más curiosas y abiertas, pues somos capaces de ver más posibilidades y alternativas a nuestros problemas.
Una de las respuestas naturales ante el asombro es la necesidad de aprender más acerca de aquello que sentimos que nos sobrepasa.
Este impulso despierta nuestra curiosidad y, aunque no necesitemos llegar a una conclusión de inmediato, sí nos permite abrirnos a nuevos aprendizajes y no tirar de los recursos habituales.
Cuando deseamos descubrir, probar, explorar o aprender es cuando la creatividad entra en juego.
3.-
El asombro te pone de buen humor. Y ni siquiera hace falta salir de casa para experimentarlo.
Distintos estudios han demostrado que solo mirando fotografías o vídeos de entornos que inducen al asombro mejoramos de inmediato nuestro humor y nuestro bienestar.
4.-
El asombro te hace sentirte menos importante. Cuando nos maravillamos ante algo o ante alguien la cháchara mental cesa y la tendencia al narcisismo también.
Nuestra visión del mundo se expande al sentirnos más pequeños y volver
la mirada hacia el exterior y dejar de fijarla en nuestro obligo. La mente se
calma y nos sentimos más unidos a los demás, aumentando nuestra conciencia de
formar parte del mundo.
5.-
El asombro puede mejorar tu salud. Todavía faltan estudios más completos al respecto, pero algunas investigaciones preliminares sugieren que la capacidad de asombro, y los sentimientos positivos que produce, puede contribuir a reducir la inflamación en el cuerpo.
Por si eso fuera poco, de acuerdo con el investigador David Keltner, cuando experimentamos asombro podemos sentir escalofríos, que se nos ponga la piel de gallina o tener una sensación cálida y expansiva en la zona del pecho.
Todos ellos son signos
inequívocos de una activación del nervio vago. El estrés y la ansiedad tienden
a inflamar dicho nervio, mientras que su estimulación, en este caso mediante el
asombro, podría producir, de nuevo, una reducción en la inflamación del cuerpo.
6.-
El asombro te quita el estrés. Esa fantástica sensación que nos posee cuando contemplamos por primera vez un bosque o una maravillosa obra de arte, por ejemplo, nos ayuda también a reducir el estrés. La clave, como siempre, está en los niveles de cortisol y dopamina.
El sombro reduce el cortisol y
eleva la dopamina. El estrés y la ansiedad, en consecuencia, disminuyen de
forma dramática.
Albert Einstein dejó dicho que lo más bello que un ser humano puede
experimentar es lo misterioso, pues en el misterio se encuentra la fuente de la
ciencia y del arte: “Aquel a quien esta emoción resulta extraña, quien no puede
hacer una pausa para maravillarse y quedarse cautivado en el asombro está más
muerto que vivo, pues sus ojos están cerrados”.
Cuando nada nos maravilla la esencia de la vida se ensombrece y el mundo
se vuelve uniforme y repetitivo. El asombro es el primer paso para reconectar
con aquello por lo que vale la pena vivir. Un antídoto contra el hastío, la
tristeza y la desesperanza que nos invaden últimamente y por el que vale la
pena sacar los codos y hacerle espacio en nuestro día a día.
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