LA TEORÍA DE LAS NECESIDADES COMPLEMENTARIAS -



¿Se atraen realmente los polos opuestos?

La teoría de las necesidades complementarias de Robert Winch nos explica por qué a veces nos enamoramos de alguien con ciertas características opuestas a las nuestras.

En realidad, muchos tendemos a fijarnos en hombres y mujeres con personalidades que nos complementan. Es decir, aquello de lo que carecemos es lo que nos atrae del otro. Por ejemplo, alguien un poco introvertido puede beneficiarse de tener a su lado a una persona más extrovertida y sociable.

¿Se atraen los polos opuestos?

Las respuestas nos ilustran sobre cómo los humanos operamos en un plano cuasi instintivo cuando se trata de esos juicios.

De entrada, debemos apuntar que los animales realmente constituyen amistades entre ellos.

 Del mismo modo que los seres humanos, algunas de estas relaciones amistosas pueden ser volátiles o bien ser estables durante muchos años. Aunque es bien sabido que gozar de amistades reporta ciertos beneficios, cuesta tiempo y esfuerzo mantener estos vínculos.

Una pareja encontrará la estabilidad cuando los miembros tienden a satisfacer las necesidades del otro. Si existe una influencia positiva que nos retroalimenta mutuamente, a pesar de nuestras diferencias, es cuando encontramos la verdadera felicidad.

Una relación sana y enriquecedora es aquella en la que florecemos como seres humanos al enriquecernos de lo que nos aportamos mutuamente en ese vínculo. No hay necesidad de ser iguales o coincidir en todo para ser felices.

Hasta hace pocos años, los investigadores no sabían con certeza si los rasgos compartidos sobrevenían con el tiempo que se compartía en pareja, o bien eran rasgos similares desde antes de que la pareja se conociera. 

Lo que sucede con las parejas que tienen caracteres diferentes es que, en buena parte de los casos, se complementan.

Muchas veces nos fijamos en hombres y mujeres que poseen ciertos rasgos comportamentales de los que nosotros carecemos. Esas características nos enriquecen y nos permiten sentirnos realizados.

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