Algunos estudios señalan que un 15-20% de la población comparte un rasgo diferencial que les hace vivir las emociones con una mayor profundidad: son PAS, como Albert Einstein, Nicole Kidman o Martin Luther King.
Albert Einstein, Nicole Kidman, Greta Garbo, Katharine Hepburn, Spencer Tracy, Judy Garland, Martin Luther King… Más allá de la fama y el reconocimiento público, estas celebridades comparten un rasgo del que se habla poco y se conoce aún menos: son o han sido personas altamente sensibles, lo que en el ámbito de la psicología se conoce como PAS.
Individuos que por unas características biológicas aún en discusión perciben la realidad, tanto emocional como sensorialmente, con una intensidad superior a la media.
Eso les puede hacer tanto disfrutar como sufrir más a causa de estímulos y situaciones que la mayoría de personas viven con indiferencia pero, sobre todo, les hace ser a menudo seres incomprendidos y que resultan extraños para los demás.
El don de la sensibilidad
Individuos que por unas características biológicas perciben la realidad con una intensidad superior a la media.
Aunque a lo largo de la historia siempre se han conocido casos de alta sensibilidad, normalmente vinculados al mundo de la cultura y las artes, con el síndrome de Stendhal como máximo paradigma, no fue hasta finales del siglo XX cuando los rasgos de las personas con alta sensibilidad se estudiaron y fijaron de forma sistemática desde el campo de la psicología.
La responsable de ello fue la investigadora estadounidense Elaine N. Aron, autora de reconocidos estudios sobre la materia como El don de la sensibilidad (Las Personas Altamente Sensibles), Manual de trabajo para la persona altamente sensible, El don de la sensibilidad en el amor o El don de la alta sensibilidad en la infancia, todas ellas traducidas al español y editadas por Obelisco.
Según los estudios de Aron, si bien las PAS suelen desarrollar su alta creatividad y capacidad de captar los aspectos más sutiles de su entorno en el campo de las artes, ni todos los artistas tienen esa alta sensibilidad ni todas las personas altamente sensibles son artistas, ya que se trata de un rasgo no patológico que se da entre un 15% y un 20% de la población, y que sería compartido por hasta un centenar de otras especies con un cerebro y un sistema nervioso muy desarrollado.
Es decir, hay muchos más PAS de los que se podría creer y sus formas de vivir afrontando una realidad con unos grados de sensibilidad mayor que la media son muy diversos y muy marcados por su entorno y contexto cultural. Pero la ciencia no acaba de tener consenso sobre cómo detectarlos y clasificarlos.
Adiós a los tabúes y a las burlas
Manuela Pérez Chacón, presidenta de la Asociación de Profesionales y Psicólogos de Alta Sensibilidad de España (PAS España), es una de las principales impulsoras del reconocimiento de este rasgo dentro de la profesión, gracias a la adaptación y difusión entre la comunidad científica de los principales test para determinar si una persona es o no PAS basados en los que ha publicado Aron en Estados Unidos.
Unos métodos reconocidos por los principales colegios profesionales, publicados en diversas revistas científicas internacionales e incluidos en el Banco de Instrumentos y Metodologías de Salud Mental del Instituto de Salud Carlos III.
“Ser una persona altamente sensible puede generar diversas disfunciones sociales y hacer que quien tenga este rasgo se sienta diferente y aislado.
De ahí la importancia de identificarlo y aprender a gestionarlo con la ayuda de un profesional”, señala Pérez Chacón en todas sus intervenciones públicas, incidiendo especialmente en que se trata de un tema especialmente delicado entre niños y adolescentes, cuando la alta sensibilidad puede entenderse como debilidad y hacer que las PAS se conviertan en objeto de burla y hasta en víctimas de bullying.
“De pequeño no sabía que poseía este rasgo. Recuerdo que siempre me decían que era muy sensible, lo que creo que es sumamente tóxico porque invalida tus sentimientos y justifica acciones no deseadas. Con el tiempo he comprendido mejor quien soy y estoy contento de ser PAS”, explica Jordi Llonch, diseñador gráfico y estilista residente en Mollet del Vallès.
Parecido es el caso de Ramón Solà, quien recuerda cómo de pequeño, en el colegio, sus compañeros más cercanos desarrollaron hacia él un sentimiento de condescendencia para protegerlo de los niños de otras clases, que aprovechaban lo que consideraban su debilidad para atacarlo.
“Dejad en paz a Ramón, que es de azúcar”, era la frase que más oía en el patio del colegio, donde siempre fue diferente al resto. Hoy, a sus más de 50 años, se reconoce como una persona altamente sensible.
Ha renunciado a ver películas o series con altos niveles de emotividad o acción por el sufrimiento que le producen y se le saltan habitualmente las lágrimas ante cualquier recuerdo o vivencia que le resulte emotiva, pero se siente extremadamente feliz disfrutando de las caricias, los aromas o los pequeños detalles.
Establecer la causa no es fácil y muchas veces se debe a la sensibilidad del menor, sin ninguna connotación negativa sobre su desarrollo”
Paula Molins
Hospital Sant Joan de Déu
Tarea ardua es averiguar el motivo que hace que un niño pequeño tenga comportamientos inesperados, como hacerse pipi encima a edades tardías o taparse fuertemente los oídos al escuchar una música determinada sin que haya ninguna patología clara.
“Establecer la causa no es fácil y muchas veces se debe a la sensibilidad del menor, sin que eso tenga ninguna connotación negativa sobre su crecimiento físico y/o emocional”, señala Paula Molins, del servicio de Trastornos del Aprendizaje Escolar del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona.
“Tengo dos gemelos, y a uno de ellos, Valeria, le han detectado que es PAS ahora que tiene 5 años y medio. Valeria siempre ha tenido un retraso madurativo y ha gestionado mal las emociones, se sobrexcita con lo que la hace feliz y con otras cosas se pone sumamente triste.
Mi marido y yo estuvimos dos años buscando comprender qué le sucedía, hasta que un psicólogo infantil de Sant Joan de Déu nos pasó un cuestionario PAS y salió positivo. Valeria vive muy intensamente las emociones y lo exterioriza así.
Saberlo nos ayuda a comprenderla y acompañarla en su canalización de toda experiencia, así como a prevenir situaciones en la escuela o en otros entornos”, revela Mireia Lodeiro, directora de una agencia de Relaciones Públicas.
El don de la empatía
Las PAS suelen desarrollar su alta creatividad y capacidad de captar los aspectos más sutiles en el campo de las artes
Porque ser PAS puede mostrarse y vivirse de muchas formas.
Según los estudios de Aron, existen cuatro pilares de las personas altamente sensibles que ofrecen las características esenciales que las definen: reflexionan de manera profunda sobre cualquier información recibida, tienen una clara tendencia a sobre estimularse o a saturarse ante los estímulos recibidos desde el exterior, presentan una fuerte emocionalidad ligada a una gran capacidad empática y, a su vez, acostumbran a desarrollar una elevada sensibilidad sensorial, especialmente relacionada con detalles, matices o sutilezas que para la gente de su alrededor pueden pasar totalmente inadvertidas.
Reconocerse en varias de estas características puede indicar a cualquiera que puede ser una persona altamente sensible.
Son personas muy empáticas, que desarrollan una gran capacidad para saber lo que están sintiendo los demás”
María Lozano
Psicología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona
“Las PAS suelen ser personas muy empáticas, que desarrollan asimismo una gran capacidad para saber lo que están sintiendo los demás, llegando a compartir y a sufrir como la gente que tienen más cercana.
Es más, buscando ese sufrimiento para acompañar al otro. Suelen ser personas solidarias, a las que les gusta ayudar al prójimo y sentirse útiles para expresar su forma de ser. Pero que, a su vez, en ocasiones buscan la soledad y la desconexión, abrumadas por esa sobreexposición emocional que suelen buscar, pero que puede llegar a saturarles”, expone María Lozano, del departamento de Psicología Clínica del
de Psicología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona. “Sufro mucho por quienes me rodean, a veces por personas que no son ni de mi círculo más cercano, lo que a otros les parece exagerado, pero eso también me ha permitido profundizar más en el vínculo con mis allegados y hacer nuevas amistades”, añade Llonch.
Lidia Rozas, secretaria en la sede de Hewlett-Packard en Sant Cugat, siempre se había sentido rara, hasta que descubrió que en realidad se lo habían hecho sentir. “No puedes tomártelo todo así, no es tan importante” o “no te preocupes siempre por lo que les pase a los demás, céntrate en lo tuyo” eran frases que oía habitualmente.
¿Cómo podía ser todo el mundo tan poco empático?, ¿Por qué era solo ella quien se daba cuenta de ciertas cosas?…
Como mecanismo de adaptación, incluso de supervivencia en un mundo que le resultaba hostil, fue retrayéndose poco a poco, dejando de exteriorizar ciertas sensaciones, escondiendo sus emociones, hasta volverse arisca a ojos de sus compañeros e incluso de su pareja.
Hasta que alguien le dio la pista: no tenía que esconderse ni sentirse mal, simplemente era diferente a los demás, y eso no era malo en sí mismo. Incluso podría ser un inesperado don
“De hecho, la capacidad de procesar cualquier información con la profundidad que lo hace una persona altamente sensible, la elevada empatía que puede sentir ante cualquier emoción o la atención que puede prestar a los matices bien puede desembocar en una forma de exclusión o autoexclusión social o en una saturación emocional que conduzca al aislamiento, pero también en hedonismo o en el desarrollo de una personalidad adicta”, añade Lozano desde el Hospital Clínic de Barcelona.
De ahí que el autoconocimiento y la conciencia de ser, en cierta medida, especial resulte fundamental para el desarrollo de cualquier PAS. De la misma manera, estas capacidades también pueden ser de gran ayuda en el desempeño de ciertas labores o trabajos, de forma que puede resultar muy conveniente enfocarlas y fomentarlas en niños y adolescentes.
A veces buscan la soledad y la desconexión, saturadas por una sobreexposición emocional”
María Lozano
Psicología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona
Los principales estudios que se han llevado a cabo sobre este tipo de personalidades han dividido las capacidades de las PAS en diversos ámbitos.
Hoy se habla de síntomas o comportamientos de PAS psicomotores, propios de aquellas personas que reaccionan de forma exagerada a los estímulos, como si estuviesen asustados o marcados por la prisa para reaccionar ante un estímulo o bien hablar de forma atropellada para tratar de comunicar todo lo que pasa por su cabeza.
PAS sensuales, que viven la vida con mucha intensidad y se abstraen ante la música, la literatura o las artes plásticas; PAS intelectuales, con una curiosidad insaciable y una extramotivación por estudiar y descubrir cosas nuevas, ponerse constantes metas, tratar de abarcarlo todo y, normalmente, preocuparse en exceso; PAS imaginativos, que fantasean constantemente, proyectan, sueñan despiertos y tienen la capacidad de emprender todo tipo de proyectos, a veces de forma atropellada, en una suerte de huida hacia delante; o PAS emocionales, capaces de establecer vínculos muy fuertes que pueden llegar a trascender la racionalidad en las relaciones, haciéndoles dependientes e incluso víctimas propicias del maltrato, que pueden también somatizar esa intensidad emocional.
Por otra parte, esa extraordinaria sensibilidad a los estímulos físicos convierte a las personas altamente sensibles en seres que viven y disfrutan del sexo con una intensidad única, sumado a un vínculo emocional también exclusivo. En algunos casos, esa máxima excitación y reacción a caricias acompañadas de estímulos visuales y emocionales puede llegar a causar un dolor físico difícil de entender e interpretar por una pareja no PAS.
Saber que uno es PAS es el primer paso para poder encauzar sus rasgos.
Ante todo ello, los expertos aconsejan, sobre todo, el autoconocimiento. Saber que uno es PAS es el primer paso para poder encauzar sus rasgos y, sobre todo, sus capacidades para enfocarlas en el desarrollo personal, utilizando sus diferencias como ventajas.
Una persona con alta sensibilidad debe no solo saber lidiar con esas emociones activadas por cualquier estímulo externo o la propia evocación, sino también saber liberar toda esa carga y derivarla hacia actividades creativas o de acompañamiento que le enriquezcan.
Aprender a decir no es, quizá, el consejo más importante para una PAS. Ser el paño de lágrimas de todo el mundo a muchos metros alrededor no es fácil de asumir, por mucho empeño y gusto que se le ponga, además de poder convertirse en algo contraproducente y hasta peligroso.
Por lo tanto, uno de los mayores aprendizajes que debe hacer una persona altamente sensible es el de poner límites, asumiendo los suyos. Y, a partir de ahí, disfrutar de una vida mucho más intensa que la de buena parte de la humanidad. Con su felicidad y todos sus sinsabores, a la postre también enriquecedores.
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