Reflexiones desde la Tragedia: Unidos por la
Fortaleza y la Esperanza
Hoy estuve pensando en la catástrofe que
acaba de ocurrir en Valencia. A veces
decimos que solo somos dueños del terreno
que pisamos, sin saber realmente qué
significa eso.
Son palabras que decimos sin pensar palabras que se sienten vacías hasta que algo tan fuerte como esta tragedia toca a nuestra puerta y transforma nuestras vidas.
A veces, la vida nos sacude de manera
implacable, llevándose todo a su paso, y nos
deja desnudos ante una realidad en la que
pareciera que nada es seguro.
La riada que arrasó con nuestro país no solo se llevo casas, calles y pertenencias; también dejó cicatrices profundas en quienes lo han perdido todo.
Quienes vemos su dolor nos sentimos impotentes, pero con el mismo temblor en el pecho que nos une como seres humanos.
Cuando vemos a quienes lo han perdido todo
—su hogar, su alimento, cada pequeño
recuerdo que alguna vez atesoraron,
incluso hasta seres queridos—es cuando
comprendemos la fragilidad de nuestra
existencia.
Quien haya pasado por una experiencia así
sabe que el dolor va más allá de lo material.
Es el vacío, el no tener un refugio al que
volver, el no poder ver una fotografía que evoque tiempos felices.
¿Saben lo que es eso? .No hay palabras que puedan expresar la pérdida de un ser querido, ni palabras que consuelen el vacío de quienes lo sienten.
En este dolor tan profundo, sin embargo, también emerge una lección de vida: nuestra capacidad de ayudar y de unirnos en momentos difíciles.
Cuando la vida nos quita lo material, nos recuerda que lo que verdaderamente importa es inquebrantable: nuestra humanidad, nuestra compasión, nuestra voluntad de apoyarnos unos a otros.
Pido a Dios que esto no vuelva a ocurrir, no
aquí ni en ninguna otra parte del mundo. Que
el sufrimiento que tantos están viviendo ahora
nos recuerde siempre lo esencial de la vida:
estar unidos, ser solidarios y no olvidar que en cada tragedia, el espíritu humano tiene la capacidad de levantarse, renacer y encontrar esperanza donde todo parecía perdido.
Estamos con vosotros.
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